El virus ha matado a más de 300.000 personas en Brasil y su propagación ha sido impulsada por una variante altamente contagiosa, las pugnas políticas y la desconfianza en la ciencia.
Lea el artículo en el New York Times
El virus ha matado a más de 300.000 personas en Brasil y su propagación ha sido impulsada por una variante altamente contagiosa, las pugnas políticas y la desconfianza en la ciencia.
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