Las cartas con balas y mensajes de odio merecen una condena unánime y sin peros. Es un imperativo para políticos y ciudadanos, de izquierdas y de derechas, que crean de verdad en la democracia.
Lea el artículo en el New York Times
Las cartas con balas y mensajes de odio merecen una condena unánime y sin peros. Es un imperativo para políticos y ciudadanos, de izquierdas y de derechas, que crean de verdad en la democracia.
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