- Autoridades, investigadores y familiares recordaron su legado académico y personal, en un evento virtual realizado el 11 de mayo
- Compartieron anécdotas y destacaron la pasión que siempre mostró por el estudio de los sismos
Claudia Peralta Vázquez
13/05/2021, Xalapa, Ver.- El Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV) rindió un homenaje póstumo a Ignacio Mora González, a quien recordaron y reconocieron por su trayectoria académica, así como por su legado que marcó a las personas más allegadas a su entorno familiar y profesional.
El martes 11 de mayo, en un evento virtual, autoridades, investigadores, académicos, familiares y amigos de Ignacio Mora, fallecido a principios de 2021, compartieron unos momentos para rememorar sus acciones y actividades más destacadas como científico y ser humano.
En representación de Magdalena Hernández Alarcón, secretaria Académica, Ángel Eduardo Gasca Herrera, director general del Área Académica Técnica (AAT), inauguró este acto moderado por Juan Cervantes Pérez, investigador del CCT.
Enseguida, Ángel Rafael Trigos Landa, director general de Investigaciones, habló de Mora González, a quien conoció 20 años atrás, y de sus pláticas acerca de los riesgos naturales a los cuales Veracruz estaba expuesto, así como de los sismos, erupciones volcánicas, inundaciones y deslizamientos de laderas, temas que siempre estudió.
No obstante, destacó la forma sencilla, amena y apasionada con la que transmitía el conocimiento, lo cual reflejaba la personalidad de quien hace su trabajo por convicción y no por obligación.
“Recordar a Ignacio Mora es un reflejo de la huella que dejó en las aulas y en el CCT, nos da la pauta para reflexionar que ser investigador no es simplemente contar con un nombramiento, es un estilo de vida, y querer hacer el bien transmitiendo los conocimientos a los jóvenes.
”Perdimos un ser humano con grandes cualidades, seguramente muchas personas lo recordaremos con aprecio y respeto; desde donde se encuentre nos seguirá recordando que con la naturaleza no se juega, sino se previene, cuida y disfruta”, expresó.
Por su parte, Rafael Mora Ortega, hijo del homenajeado, compartió con los asistentes la pasión que representaba para su padre el estudio de los eventos sísmicos.
Incluso, cuando ocurrió el terremoto de 1985 en la Ciudad de México laboraba en el Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y tenía a su cargo los acelerógrafos para el registro de los temblores fuertes, mismos que fueron instalados en las principales obras civiles del país.
Por lo anterior, aprendió de él que los seres humanos no cuentan con la tecnología para predecir terremotos y prepararse para ellos con antelación, pero que como mandantes y mandatarios se pueden adquirir habilidades para minimizar los daños cuando ocurra un evento trágico como éste en un futuro.
Expresó que la vida de Ignacio Mora siempre estuvo relacionada con los eventos sísmicos, y hasta su vida personal y familiar cambió radicalmente después del terremoto de 1985.
Asimismo, hizo hincapié en muchas anécdotas familiares, de la protección y apego que siempre brindó a sus hijos a pesar de tener una vida profesional ocupada, pues siempre se daba tiempo para compartir con ellos momentos entretenidos y divertidos.
Pero sobre todo, recalcó su prodigiosa capacidad para retener toneladas de información, estructurarlas en su mente y transformarlas en discursos de enseñanza sin importar quién fuera el receptor, además de sus aptitudes para el canto, el baile, la declamación y su espíritu sociable.
Comentó que, lamentablemente, a raíz de la pandemia tuvo complicaciones físicas que derivaron en su fallecimiento.
Rafael Mora agradeció a los impulsores de este homenaje para alguien que dedicó su vida a la difusión de la ciencia, a la enseñanza de la verdad y la razón, a pesar de ser profundamente creyente en su ámbito personal de vida, dijo.