Ángel Trigos Landa, titular de la Dirección General de Investigaciones
“Si formamos trabajadores capacitados esto se convertirá en valor agregado; así, el conocimiento es un insumo y el acceso al conocimiento es el factor determinante para la competitividad”
David Sandoval Rodríguez
30/01/18, Xalapa, Ver.- En el mundo de hoy se negocia con marcas y patentes, también con productos innovadores con ciclos de vida cortos como los teléfonos móviles y se compite también con la diferenciación de productos, no con la producción masiva, afirmó Ángel Trigos Landa, director general de Investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV).
Durante la entrega del Premio a la Investigación Interdisciplinaria en torno a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), realizada el 16 de enero, el discurso de Trigos Landa abordó la importancia de que los países desarrollen investigación y destacó la contribución que la UV hace en este rubro.
“La investigación debe ser vista como una herramienta para aprender e innovar, así como para generar nuestros propios desarrollos tecnológicos. La UV no sólo contribuye a la generación del conocimiento, responde a las demandas que plantean actores muchas veces olvidados por las políticas gubernamentales y los ganadores serán ejemplo para generra valor agregado en esta casa de estudios, en Veracruz y en México.”
En el contexto actual, la riqueza de un país se basa en el valor agregado de sus productos; una nación que únicamente produce cereales o carne tendrá una economía distinta a aquel país que produce automóviles o televisores.
“Si formamos trabajadores capacitados esto se convertirá en valor agregado; así, el conocimiento es un insumo y el acceso al conocimiento es el factor determinante para la competitividad. Un país que invierte en investigación puede generar valor agregado alto y por lo tanto generar riqueza.”
Dentro de la economía del conocimiento se imponen los precios y no los costos de producción, la investigación deja de ser ajena a la economía y forma parte de la actividad cotidiana de las empresas, por lo que se hace necesario personal más calificado y motivado.
Los productos de valor añadido se distancian de los costos de las materias primas que lo integran y la diferencia está en el valor del conocimiento.
Al inicio de esta economía del conocimiento se impulsó la industria electrónica, farmacéutica, aeroespacial y sobre todo las barreras arancelarias, “aquellos acuerdos internacionales que permiten el comercio a escala mundial pero con limitantes impuestas que se basan en el conocimiento, aunque también en la competencia desleal; de alguna manera los países ricos imponen reglas a los países pobres”.
Afortunadamente existe una preocupación a nivel internacional, por lo que la ONU creó una nueva Agenda al 2030 que fue aprobada el 25 de septiembre de 2015 y tiene como base los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es también un desafío y requisito indispensable para el desarrollo sustentable.
Vivimos en la cuarta revolución industrial; sin embargo, el rumbo nacional parece encontrarse distante del proceso, y relató cómo ha ocurrido con los grandes cambios tecnológicos del pasado.
“Durante la época de Lázaro Cárdenas se pensaba que debíamos desarrollar nuestra propia tecnología para explotar el petróleo; por otro lado, Luis Echeverría decía que debíamos imitar la tecnología de otros para poder desarrollarnos; con Carlos Salinas de Gortari se mencionaba que los nuevos universitarios tenían que estar preparados para utilizar las nuevas tecnologías”, dijo.
“¿Pero qué pasó con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto? Durante sus periodos estábamos transcurriendo por una cuarta revolución industrial; la primera se movió por el dominio del ácido sulfúrico y la segunda por el petróleo; una tercera, que inició en la década de los años ochenta, fue la cultura del conocimiento, que a su vez impulsó la revolución tecnológica. Actualmente, en esta cuarta, se trata de la industria inteligente, que se basa en el Internet de las cosas y en la digitalización adecuada de todas las unidades productivas.”
Los vehículos autónomos, la impresión 3D, los avances de la inteligencia artificial, el análisis de datos también son parte de esta cuarta revolución industrial.
Trigos Landa señaló la responsabilidad que conlleva el quehacer universitario, “tenemos que pensar en darle a nuestra gente una mejor calidad de vida y un bienestar a nuestros niños; hay que tomar en cuenta que somos un país con una diversidad cultural bastante amplia y podemos tener una gran creatividad haciendo investigación de manera ordenada, generando nuestros propios desarrollos tecnológicos y siendo innovadores.
”Nuestra institución ve a la investigación como una responsabilidad social propia de la universidad latinoamericana contemporánea, se debe ver como una herramienta para aprender y ser creativos, innovadores y desarrollar nuestra propia tecnología sin necesidad de imitar”, abundó.
Dicha visión se adhiere a la Agenda 2030, y está plasmada en el Programa de Trabajo Estratégico 2013-2017 que plantea a la investigación como generadora del conocimiento, que contribuye al desarrollo social, científico, tecnológico, económico, cultural y político del país.
Asimismo, es el motor que articula la docencia, la extensión y la vinculación, genera conocimiento que permite valorar y mejorar los programas de estudios y ofrece valiosos instrumentos para lograr el vínculo efectivo con la sociedad.
“Independientemente de las políticas internacionales, la Universidad Veracruzana ha sido consciente de todo ello”, agregó, “la UV tiene el interés de alentar la participación de los estudiantes en actividades de investigación y que los cuerpos académicos desarrollen líneas de aplicación y generación de conocimiento, fundamentales en el desarrollo de la región, del estado y del país.”
La problemática que enfrentamos es compleja y por ello rebasa cualquier disciplina, dijo, pero también permite generar puentes entre las distintas disciplinas para que así transmitan una forma de investigación abierta al diálogo y que haga posible una mejor comprensión de los problemas.