- Investigadores de la UV presentaron el libro Contra el desarrollo, el cual reúne seis ensayos que critican al neoliberalismo global
Carlos Hugo Hermida Rosales
Xalapa, Ver., 06/12/2016.- Investigadores de diversos centros e institutos de la Universidad Veracruzana (UV), coautores del libro Contra el desarrollo, coincidieron en que es urgente que el ser humano modifique sus prácticas de producción y consumo, ya que las actuales dañan seriamente al planeta y no son sostenibles a largo plazo.
El volumen reúne seis ensayos que, como su título indica, critican el concepto de desarrollo y el modelo económico que le sirve de instrumento: el neoliberalismo. La presentación se realizó el 30 de noviembre en el Auditorio “Alfonso Medellín Zenil” del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).
Los artículos de Contra el desarrollo parten de la premisa de que en 1949 el progreso se convirtió en lo que conocemos como desarrollo: un plan de los países industrializados para imponer una lógica, una economía y un sistema a escala planetaria, y de que hoy en día éste es quizá la fuerza más destructiva de comunidades y ecosistemas a nivel mundial.
Los autores de los ensayos son: Miguel Ángel Escalona Aguilar, titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoSustenta); Arturo Guillaumín Tostado, del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES); María Reyna Hernández Colorado, coordinadora del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro); Juliana Mercon, del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE); Jaime Fisher y Salazar, investigador del Instituto de Filosofía, y Gustavo Esteva, activista social.
Jaime Fisher expresó que el hecho de que el ser humano pueda razonar no lo habilita para que todas las acciones que realiza sean racionales; mencionó que un ejemplo de irracionalidad es el sistema económico usado en la mayoría de naciones.
“El proceso fundamental de producción, distribución y consumo es irracional y desproporcionado, ya que toma de la naturaleza una serie de elementos como factores productivos y genera muchos desperdicios, lo que provoca serios problemas ambientales”, manifestó el investigador.
Afirmó que la economía neoclásica –que es de la que parten la mayoría de sistemas económicos mundiales–, está basada en supuestos inexistentes que tienen grandes efectos negativos.
El investigador puso como ejemplo la política de desarrollo mexicana y aseguró que ésta no sirve, ya que más de la mitad de la población padece algún tipo de pobreza.
Por su parte, Miguel Ángel Escalona explicó que pese a que la Constitución indica que todos los habitantes del país tienen derecho a la alimentación en cantidad y calidad suficiente, 28 millones de personas padecen carencia alimentaria, mientras que por otra parte la nación atraviesa una emergencia sanitaria de sobrepeso y obesidad.
“Reproducimos un modelo de consumo asociado con una forma de producción agroindustrial, en el cual la mayoría de las veces desconocemos el origen de los alimentos y ubicamos al supermercado como lugar de compras sin que nos importe que hayan viajado miles de kilómetros, lo cual impacta negativamente nuestra forma de vida.”
El titular de CoSustenta destacó que se debe reflexionar sobre estas circunstancias y poner alternativas a las crisis civilizatorias: “Es necesario buscar formas alternas de consumo, en donde nos aliemos con nuestros productores. Xalapa tiene la ventaja de estar rodeada de campos que producen alimentos, por lo cual se pueden crear estrategias que ayuden a este fin”.
Juliana Mercon mencionó que las prácticas actuales asociadas al desarrollo se han naturalizado a tal grado que se convirtieron en un dogma, aunque éste es bastante cuestionable; una analogía a esto sería referirnos a un tren que se dirige hacia un abismo a una velocidad cada vez mayor.
La investigadora enfatizó que la mayoría de los problemas medioambientales que padece actualmente el planeta tienen que ver con una cosmovisión errónea que la humanidad ha construido, la cual se basa en una percepción equivocada de nuestra realidad socio ecológica, ya que se creó un mito de un crecimiento económico infinito en un planeta que es finito.
“Para cambiar esta dirección de desarrollo equivocada no basta con señalar los problemas, sino que se deben encontrar discursos y prácticas que ayuden a construir formas de crecimiento alternas, que beneficien a todas las personas y no dañen al planeta”, concluyó.