En los momentos por los que atraviesa la entidad veracruzana el escenario menos deseable es un conflicto mayor con el gobierno federal, como tal sería el efecto si el gobierno de Veracruz decidiera apartarse del Convenio de Coordinación Fiscal. Que la Federación estaba enterada del latrocinio a que era sometido Veracruz desde el centro de sus poderes políticos, que nada hizo para evitarlo, que ahora el gobierno del estado es de diferente signo partidista, es verdad. Por las dos primeras motivaciones en mea culpa la federación debiera aportar elementos para la recuperación financiera, los suficientes al menos para paliar la crisis; en cuanto al gobierno de signo opositor téngase en cuenta que “castigándolo” se castiga a la población veracruzana, que de cualquier manera ha sido víctima de sus políticos. En todo caso, más vale seguir por la vía de las negociaciones y no ubicarse en una disputa política que distraería la solución de los problemas, solo son dos años.