El diputado Octavio Pérez Garay renunció a su militancia priista, esa que por lazos familiares hizo posible que alcanzara la diputación local por el distrito de San Andrés Tuxtla, su padre y su madre fueron alcaldes gracias al PRI. Durante los tres años en que usufructuó el carago de diputado jamás levantó la voz para denunciar los visibles actos de corrupción en el gobierno del estado, sin embargo ahora muy dignamente aduce que el PRI ha pisoteado a los veracruzanos y “se niega a renovarse y a limpiar esa mancha de corrupción”. Así se hila la política en Veracruz.