Ya habían desechado la iniciativa de Gerardo Buganza sobre la desincorporación fiscal del Estado de Veracruz en vías de hacer frente a la emergencia financiera que atosiga a la administración pública veracruzana; se oye bonito eso de la “voluntad soberana”, que somos la quinta economía del país y demás alegatos de cuya naturaleza no existe duda alguna. Suponiendo que nos atengamos a la “desincorporación” de manera unilateral, entonces acudiremos de inmediato a cobrar directamente los impuestos pero ¿existe infraestructura administrativa para hacerlo de manera inmediata y con éxito?; ¿soportaremos retrasos adicionales en la remesa de participaciones que sería una de las respuestas de la federación? Es obvio que la urgencia en resolver los problemas de Veracruz agravaría encontraría obstáculos adicionales, convirtiendo al remedio en la peor medicina para la enfermedad. Ojala los diputados consulten y reflexionen sobre este asunto antes de decidir y avizoren las consecuencias de este gran alboroto.