Por idénticas razones por las que a Trump los grandes consorcios de dentro y fuera de su país lo irán metiendo al aro, no debe extrañar la reunión “amistosa” entre el magnate mexicano Carlos Slim y el discursero Trump. Se cuentan por miles de millones de dólares los que Carlos Slim ha invertido en el territorio del vecino del norte, ha creado fuentes de trabajo en aquel país y luego entonces es un factor de importancia en los términos del pragmatismo capitalista. Como este caso se sucederán otros más, porque si bien el presidente Trump trae un discurso altanero y retador no podrá aguantar la presión de los grandes capitalistas que hacen negocio con China, con nuestro país y el resto del mundo.