- Novela ganadora del Premio “Sergio Galindo” 2016
Xalapa, Ver. 08/03/2017.- La 38 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) fue el mejor marco para la presentación de Sick & McFarland. Una novela pretenciosa, de Alejandro Arteaga y Alfonso Nava, obra ganadora del Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” 2016.
El Salón “Manuel Tolsá” resultó insuficiente para presenciar los comentarios de los dos jóvenes escritores de la Ciudad de México que hicieron una presentación acorde con el ritmo de su novela: contrapunteándose.
En la mesa moderada por Jesús Guerrero, de la Editorial de la Universidad Veracruzana, Alfonso Nava hizo una reseña histórica sobre la manera en que empezaron a darle forma a la novela.
Ambos se conocieron en el Taller de Escritura de Beatriz Espejo en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ahí a Nava se le quedó en mente una frase que dijo la escritora: hay que ser pretenciosos si uno quiere escribir, si no, hay que reconocer que hay mejores que Borges.
Comentó que en el mismo taller trabajaba con Daniel Espartaco, con quien ideó un juego que llamó “realismo chabacano”, que no era más que narrar lo que tenían a la mano, sin hiperbolizar. Espartaco se fue del taller, conoció a Alejandro Arteaga pero desde el inicio no se llevaron bien, por lo que el ejercicio antes mencionado prácticamente se convirtió en un duelo permanente.
Alfonso Nava comentó que tuvo que irse a vivir a Saltillo y allá extrañaba el intercambio con Arteaga. Fue entonces que propusieron un juego de cartas entre los escritores Sick y McFarland. Fue como revivir el “realismo chabacano”. Arteaga le fue encontrando el corpus como novela y así surgió la obra que sometieron a concurso.
Por su parte, Alejandro Arteaga, fiel al estilo que impusieron entre ambos, hizo una reseña adversa de la novela para criticarla. Dijo: Douglas McFarland y John Berman Sick hicieron una historia en clave de ficción, en la que la vida y la obra de dos intelectuales contemporáneos se hizo con el ánimo de convertirse en una gran novela, aunque su subtítulo es a la vez un gesto de humildad y la más artera trampa.