Es difícil para el nuevo gobierno federal apelar al discurso que atribuye culpas al pasado en materia de la actual política migratoria, porque abrió las puertas de la frontera sur para dar paso a un número indeterminado de centroamericanos en pos del sueño americano, y ahora las entrecierra bruscamente apurado por la presión del gobierno estadounidense. La Arquidiócesis de la ciudad de México, que encabeza el cardenal Carlos Aguiar Retes, no guarda buena opinión sobre el sistema migratorio nacional que pone en jaque a “unos 360 mil indocumentados se encuentran dispersos en suelo nacional o ya ingresaron a los Estados Unidos”. Por su parte, el gobierno de México propone apoyar a los gobiernos de Centroamérica para generar programas de desarrollo social en sus pueblos y desalentar la emigración, pasando a los hechos aportó 30 millones de dólares a El Salvador; sin embargo, los gobiernos de Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador gastan miles de millones de dólares en armamento, ¿así como?