Fiel a su estilo, Andrés Manuel López Obrador urge a Ricardo Monreal a decidirse: o está con el cambio o se va con los corruptos, “cada quien se coloca del lado que considera conveniente”, y le machaca que su movimiento no es para obtener cargos sino por la transformación del país. Según López Obrador el PRI y el PAN quieren el statu quo, pero no hay opción es “cambio o cambio”. Sin duda López Obrador es un político atípico, y no solo en México, pero es inequívoco que la condición del político es alcanzar el poder y conservarlo para sus propósitos individuales, de grupo o colectivos, por lo cual difícilmente esa visión idealista bastará para cambiar un país. ¿Cuántos de sus seguidores persiguen sus mismos fines? Es visión pesimista pero vinculada a la realidad, pues de tener éxito equivaldría a un gigantesco salto histórico que las sociedades más avanzadas no han podido lograr. Por lo pronto, AMLO ya le aplicó la barredora a Monreal: “cuando salgas, cierra la puerta”.