Durante este periodo llamado de “precampaña” los candidatos a la presidencia de la república han quedado a deber quizás porque velan sus mejores galas para el periodo que sigue al del “silencio” en que se armarán las respectivas estrategias de campaña. 20 años de campaña le han servido a López Obrador para adelantar a sus contrarios e imponer los temas de su agenda, no es poca cosa y se refleja en la delantera donde se le percibe. Sin embargo, nada hay para nadie, lo hasta ahora visto es solo práctica de calentamiento; aunque llama la atención que AMLO lo mismo que Anaya insisten en que Meade no “levanta”, que “lo van a cambiar”, que “Osorio Chong era mejor candidato”, pero el sentido común pregunta ¿para qué cambiarlo por uno “mejor” que les haga más competencia? Visto así ya no cuadra aquello de “caerá en Semana Santa” o el “hombre de cero votos” que le endilgan al candidato del PRI, quien ciertamente se percibe en la retaguardia pero esto apenas empieza.