En Reforma, en su apartado Templo Mayor, se lee: “ya se supo de a cómo fue que Gabriela Cuevas de pronto descubrió las bondades de Morena y los superpoderes de Andrés Manuel López Obrador. Resulta que la legisladora lo que andaba buscando era que alguien le garantizara una curul a partir de septiembre, a fin de seguir al frente de la Unión Interparlamentaria, la UIP. La primera oferta llegó de parte del Partido Revolucionario Institucional, gracias a la buena relación de Cuevas con Luis Videgaray. Los tricolores le ofrecieron la ansiada diputación federal en bandeja de plata. Entonces apareció López Obrador con tres propuestas: la curul, por supuesto; un puesto de primer nivel en el eventual gobierno del tabasqueño; y la tercera propuesta fue representar a México en algún organismo internacional de mucho caché. Por eso terminó rompiendo con el Partido Acción Nacional, cuya dirigencia ni un lazo le había echado”.