Teóricamente en una democracia quien alcanza un mayor número de votos logra la victoria, tal es una verdad irrefutable. Sin embargo no siempre ocurre que un favorito resulte el vencedor, ese es un fenómeno iterativo en las carreas de caballo, en los deportes, un proceso electoral no es la excepción, como se ha demostrado y es registro histórico que quien ha llevado de inicio una delantera termina perdiendo, así sucedió en 2006 y 2012 cuando Andrés Manuel López Obrador llevaba ventaja durante la campaña pero el resultado electoral no lo favoreció. En esta ocasión todo apunta y favorece a AMLO, quien confiesa que ya piensa en programas de gobierno, así de seguro se percibe. Está en todo su derecho de declararlo, pero las campañas representan un formulario de cuyos efectos es difícil ser agorero, y en política electoral los pronósticos se validan tras del conteo de votos, el día de la encuesta final, esa es la que cuenta.