Una y otra vez el hombre tropieza con la misma piedra y en cosas del Poder ese fenómeno es reiterativo, y pudiera confirmarse que nadie experimenta en cabeza ajena porque una y otra vez quien incursiona en asuntos del poder por minúsculo que este sea se asume infalible y supone que todo es para siempre. Se ilustra bien con el caso de la señora María del Rosario Zamora, quien durante el tiempo que se desempeñó como directora de investigaciones ministeriales de la fiscalía estatal acumuló poder en ese ámbito gracias a su ductilidad respecto a instrucciones superiores. Porque no cabe suponer que haya orquestado per se el ocultamiento de 13 cadáveres sin importar la pena causada a los familiares. Tal actitud desalmada acarrea las consecuencias que ahora padece, ya veremos si salpica o asume en solitario la responsabilidad.