El discurso antisistema y la protesta por enojo popular depositaron su esperanza en quien ha ofrecido y creado interesantes expectativas, Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial y si nada extraordinario ocurre será el próximo presidente de México. Una vez investido como tal ya no habrá discurso antisistema, porque formará parte del sistema, y su responsabilidad será cumplir con lo ofrecido. Pero ¡Oh decepción! Aquellos que confiaron en un cambio radical inmediato tendrán que esperar pues este dos de julio no terminará la corrupción ni bajará la gasolina, tampoco el 1 de diciembre se resolverá la inseguridad pública como por arte de magia porque no es asunto solucionable por decreto. Por último, AMLO tendrá el trabajo de mutar la cómoda posición de crítico del sistema que durante 18 años ha desempeñado a la de ser el responsable de resolver los problemas de México. En términos futbolísticos equivale a un delantero ansioso de anotar un gol, ahora tiene el balón frente a la portería, ¡ojala AMLO no la riegue, por el bien de México!