En Veracruz parece insalvable el tramo de las diferencias entre el gobernador Yunes Linares y el gobernador electo Cuitláhuac García, pues mientras el primero avisa que no dejará dinero en caja para su sucesor, éste utiliza un discurso en el cual se anuncian severas admonitorias. En realidad esa discordia no tiene antecedentes inmediatos en nuestra aldea, pero no debiera extrañar por las circunstancias y enfrentamientos verbales de la campaña política, porque la transición se efectúa de un partido a otro, y porque en el registro histórico de estos eventos no faltaron las fricciones retóricas entre entrante y saliente (Quirasco y López Arias, 1962), cuando hablaba de terminar con la corrupción, “poner orden”, etc., aun cuando el relevo provenía del mismo PRI.