Una explicación fehaciente sobre la saturación de salas de espera en los hospitales del tercer nivel en Veracruz señala hacia un deficiente funcionamiento de clínicas y hospitales de primero y segundo nivel, pues al no atender ni resolver sus requerimientos de salud los pacientes buscan la última instancia en las especialidades, casos como el hospital regional de Veracruz y el de Alta Especialidad de Xalapa así lo demuestran. Así continuará mientras las autoridades centrales del sector salud no pongan orden en el funcionamiento de los hospitales periféricos, pues casos hay en que una parturienta no es atendida en turnos nocturnos porque el ginecólogo de guardia no asiste, o en una cirugía de urgencia está el cirujano, pero no hay anestesiólogo. Otra más, el fracaso de la medicina preventiva mantiene a Veracruz con elevados índices de obesidad, diabetes, cáncer de mama, SIDA, porque no se implementan programas para su implementación en los Centros de Salud de la entidad. Y para acabarla, se está gestando un movimiento de legítimo descontento entre la plantilla de médicos cuyo status laboral es de incertidumbre y de bajos sueldos que, como bien dicen, son más bajos que la ayuda del gobierno federal a los “ninis”.