Una prueba contundente acerca de cómo imperan las circunstancias sobre el acontecer social, político y económico, y del hombre en general, nos la muestra la situación del gobernador del estado de Hidalgo, Omar Fayad, quien ha estado muy activo y junto al presidente López Obrador, informando y dialogando con los dolientes del terrible flamazo del viernes en Tlahuelilpan. Esa es una de sus responsabilidades sin duda, permanecer atento de cuanto ocurre en la entidad a su cargo. Las circunstancias del gobernador Fayad son muy distintas a las que en su ocasión enfrentó el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri (1989-1995) obligado a renunciar por su presunta negligencia cuando a causa de gases acumulados se provocó mortífera explosión con cientos de muertos y heridos. La fuerte presión social orilló al presidente Salinas a “sugerirle” su renuncia a Cosío. Aunque ahora no es lo mismo,  y tampoco es igual.