Es muy conocido en el argot popular el adagio acerca de las comparaciones: “toda comparación es odiosa”, pero luce incompleta porque debe agregarse “sobre todo para quien no resulta favorecido”. Aplicado a un cotejo entre los gobiernos de López Obrador y de Cuitláhuac García, resultaría no solamente odioso sino inapropiado por la disparidad entre los sujetos de la comparación. Quizás lo acertado fuera comparar los arranques de gobierno entre Cuitláhuac y sus antecesores, pero interferirían la circunstancias discordantes. Entonces, baste decir que el inicio del gobierno de Cuitláhuac García en Veracruz es inédito, porque nunca antes coincidió con el de un gobierno federal del mismo partido, tampoco con las grandes expectativas de cambio, mucho menos con pobres resultados de sus antecesores, esto da a Cuitláhuac la ventaja de que lo poco que haga le rendirá buenos bonos. Todo es cosa que lo haga.