Con la decisión del gobernador Cuitláhuac García de excluir al Fiscal veracruzano de la lista de invitados a las mesas de trabajo sobre seguridad pública, que dice contar con la anuencia del Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, se está llegando al límite del ríspido desencuentro entre ambas instancias. O se va Winckler tras lo que se decida en las referidas mesas o institucionalmente lo aceptan en el equipo que combate el crimen en Veracruz. Muy sólido habrá sido el argumento de Cuitláhuac para convencer a Durazo, y delicado porque habla de “dudas” o “sospechas” respecto a la actuación del Fiscal. Aunque no deja de ser irregular, porque en todo caso se priva a Winckler de la garantía de audiencia y oportunidad de ser escuchado cuando se planteen esas “dudas” o “sospechas”. Falta poco para saberlo