En las mañaneras, uno de los hábitos favoritos del presidente es golpear, calificar, denostar a quienes no comulgan con sus ideas y acciones, fifís, conservadores, reaccionarios, corruptos se encuentran entre las advocaciones más frecuentes, pero así polariza la confrontación política entre supuestos “conservadores” y “revolucionarios”, a la usanza del siglo XIX. Sin embargo, de vez en cuando gusta de ir en sentido contrario y llama a la concordia, al “ya chole” con los pleitos entre los mexicanos… ¿Saben qué? Es muy aburrida la vida cuando todos pensamos igual. La democracia es diversidad, es pluralidad, es el derecho a disentir. Pero estamos en un proceso de transformación…”. Pero, desafortunadamente, esto último no es vocación conciliadora, es solo muestra de un muy versátil temperamento, en ejercicio del “pinche poder”, como dijera el jarocho innombrable