En Osaka, Japón, se celebrará la próxima Cumbre de líderes del G20 al que México pertenece y no es cualquier cosa porque se toman decisiones de suma trascendencia económica y a ella asisten los jefes de gobierno y de estado que lo conforman, aunque el presidente López Obrador tiene otra opinión y aún no decide si asiste o no: “La mejor política exterior es la interior. No quiero ser candil de la calle y oscuridad de la casa, a pesar de que se trata de una reunión importante lo estoy analizando porque aquí nos dividimos el trabajo, es un equipo y me siento muy bien representado por Marcelo, pero vamos a valorarlo”. Ojalá lo valore bien, porque de no asistir México perdería una oportunidad que todo presidente del grupo aprovecha para cabildear en favor de los respectivos intereses nacionales. No es asunto de si se siente a gusto o no, pues la responsabilidad que adquirió en julio pasado conferida por 30 millones de mexicanos así se lo mandata. Bien dicen quienes saben: “el político piensa en la próxima elección, el estadista en las próximas generaciones”