Para un amigo, fiel seguidor del presidente López Obrador, tiene su muy particular punto de vista sobre el sargazo y opina que ya nada hay que hacer en Quintana Roo, porque “Es un problema planetario de carácter medioambiental, irreversible e inviable su combate. Si no tiene remedio a la vista tampoco merece ser tratado con prioridad a nivel nacional… Mal haría AMLO en ceder a las presiones de los hoteleros si el mal no tiene remedio a la vista”. Ojalá no sea esta la actitud del gobierno federal, y en vez de considerarlo como un problema de los hoteleros, junto con ellos analizar las alternativas para salvar la infraestructura hotelera que ya existe, debe abandonarse la muy cuestionable filosofía de acabar con los ricos para terminar con la desigualdad social, en vez de tomar el camino opuesto de convertir al pobre en individuo próspero.