La institución del Seguro Popular (fundado en 2004) fue una extraordinaria implementación de exitosa política pública, pese a los abusos cometidos contra el recurso destinado a ese fin y que ha sido el pretexto para desaparecerlo y en su lugar instalar el Instituto de Salud para el Bienestar. La base de este Seguro era el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (FPGC), que ejerce 80 mil millones de pesos válidos para una población de 57 millones de mexicanos que carecen de seguridad social y financia padecimientos de alta especialidad como diferentes tipos de cáncer y sida. Por el bien de esos 57 millones de mexicanos que amparaba el Seguro Popular rogamos porque el Instituto de Salud Para el Bienestar que lo sustituye tenga éxito, lo contrario significará un estrepitoso fracaso social.