Están tan embrolladas las finanzas de Pemex que al menos uno de los tres megaproyectos del actual gobierno federal pudiera ser sacrificado, o, diferido para mejores tiempos. El Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya no parecen estar tan vinculados a la suerte de Pemex como el proyecto de la refinería de Dos Bocas, problemas de finanzas son la clave porque si 8 mil millones de dólares son muchos, 14 mil son más, puesto esto último es lo que calculan los conocedores saldría el costo de la nueva refinería, y ese dinero lo requiere Pemex, la prioridad de prioridades del presidente López Obrador. Vaya dilemas del gobierno, porque Santa Lucía tiene sus propias dificultades, no menores a las que enfrenta el Tren Maya.