Creceremos al 4 por ciento anual, decía el candidato López Obrador, pero la realidad le dice al presidente que difícilmente México crecerá este año al 0.5%. Regresaré las fuerzas armadas a sus cuarteles, decía López Obrador en campaña, pero la realidad le dicta al presidente López Obrador conformar una Guardia Nacional con elementos de las fuerzas armadas. Pacificaré al país convocando al amor y paz a la delincuencia, decía el candidato, la realidad le dice al presidente que los asesinatos aumentan en un 4.4% respecto de 2018. Terminaré con la corrupción a partir del 1 de julio, decía el Peje, pero la realidad le dicta al presidente el terrible diagnóstico de una corrupción vigente y le recuerda las adjudicaciones directas. Construiré dos refinerías, decía el candidato, la realidad ya descartó la de Campeche y recuerda al presidente que construir Dos Bocas es inviable. Defenderemos el derecho a emigrar respetando los derechos humanos, clamaba el ya presidente, pero la realidad (¿o Trump?) ordena que la Guardia Nacional se convierta en migra contra migrantes. No me voy a reelegir, dice el presidente, a ver qué le dice la realidad.