A propósito del discutible desempeño de la actual titular de la Contraloría del gobierno estatal, de subrayable omisión en el señalamiento de nepotismo y corrupción, bueno sería que, ya por analogía o bien por precaución, oriente sus antenas hacia el texto del artículo 214 del Código Penal Federal, cuyo texto refiere que comete el delito de ejercicio ilícito de servicio público, el servidor público que “teniendo conocimiento (…) de que pueden resultar gravemente afectados el patrimonio o los intereses de alguna dependencia o entidad de la administración pública federal (…) por cualquier acto u omisión y no informe por escrito a su superior jerárquico (…)”. Que se vea en el espejo de Rosario Robles, para cuando llegan los tiempos de recoger las varas de los cohetes tronados durante los días de fiesta.