El método del discurso y de operación política
empleados por el presidente López Obrador no es del agrado de muchos mexicanos,
sin embargo, la tarea de desmantelar un régimen para instalar otro exige
procedimientos diferentes a los de rutina, con picota y métodos diferentes. Por
tal motivo no deben extrañarnos las actitudes ni las acciones del presidente,
porque está demoliendo todo un sistema político para instaurar uno diferente,
es la lógica de todo cambio. Ese intento obviamente encuentra resistencias, se refleja
en la intensa pugna entre quienes quieren el cambio y defienden lo establecido.
Llamar “moralmente derrotada” a la oposición, calificar de “farsantes,
simuladores, arribistas, politiqueros, corruptos” a los panistas es parte del enfrentamiento
entre quienes favorecen el cambio y los que se oponen. Aún no podemos conocer
el resultado de este pugilato, si se logrará o no el cambio estructural o queda
en intento reformista, el epilogo será posible conocerlo cuando lo permita la
perspectiva histórica.