Editorial
Iniciaremos comentando acerca de la necesidad, ya manifestada en repetidas ocasiones, que tiene nuestro país de mejorar diversos aspectos que nos resultan fundamentales, tales como la salud, la seguridad pública y la educación, a través de acciones efectivas de la actual administración.
Es evidente, a través de la información que recibimos de distintos medios, que existe un compromiso para establecer bases sólidas que impulsen el desarrollo sostenido tanto en lo económico como en los aspectos de beneficio social, derivados de un crecimiento económico traducido en la generación de empleos mediante el establecimiento de acuerdos sustantivos entre los diversos actores sociales cuya participación es fundamental para garantizar la representatividad de todos y cada uno de los sectores que integran la diversidad existente en México, y que a la fecha se ha traducido en la creación de más de medio millón de empleos.
Para ello, diversas estrategias están ya en operación con resultados alentadores, como lo son el descartar diálogos con quienes atentan contra la estabilidad del gobierno, aunque si en su momento la seguridad del pueblo se ve amenazada, entonces sí habrá diálogo y acuerdos. Tenemos en puerta las consultas públicas que definirán el rumbo que el pueblo exige, no sin antes reunirse con diversos sectores, especialmente el empresarial, partiendo del reconocimiento de que los problemas, como la violencia, están localizados y no son generalizados como muchos medios de “desinformación” han tratado de difundir y de redoblar nuestros esfuerzos para no permitir la injerencia extranjera en los asuntos nacionales.
Pero los resultados no serán inmediatos, pues el daño que se ha hecho al país es mayúsculo, por lo que se requerirá de más tiempo para que este país sea otro, fundamentado en futuras reformas a nivel constitucional.
En aspectos de educación superior, el avance es evidente, con la creación de un gran número de universidades ya en operación, que resuelven el problema, permitiendo la formación de ciudadanos con un futuro estable para ellos y sus familias, además de contar con una formación integral que brindará las herramientas necesarias que les permitan integrarse a la sociedad como ciudadanos conscientes y corresponsables para la solución de las diversas problemáticas que aquejan al país, con un alto nivel de compromiso que se traducirá en el corto plazo en mayores niveles bienestar para ellos y sus familias.
Esto no sería posible sin el compromiso de los empresarios para no enriquecerse salvajemente a costa del pueblo, sino obteniendo ganancias “razonables”, gracias a la intervención de los responsables gubernamentales encargados de los asuntos de la economía nacional, quienes gozan de excelentes relaciones con este sector, considerando también el hecho de que la violencia (localizada), no espanta a los inversionistas extranjeros.
Para no extendernos demasiado, concluiremos diciendo que un elemento más de confianza en el avance, resulta ser la autorizada opinión de la muy pero muy muy muy respetable encuestadora “Mitofsky”, cuyos muy muy muy muy científicos estudios, revelan una creciente popularidad del señor Presidente de la República.
Como puede apreciar, estimado lector, vamos bien… y no hay nada que temer.