El caos del velorio del ídolo del fútbol desnudó una vez más los peores rostros del país: la polarización inoperante y la improvisación gubernamental.
Lea el artículo en el New York Times
El caos del velorio del ídolo del fútbol desnudó una vez más los peores rostros del país: la polarización inoperante y la improvisación gubernamental.
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