Una bola de fuego surcó el cielo y, poco después, una roca de 1,27 kilos cayó en la almohada de Ruth Hamilton, vecina de Columbia Británica.
Lea el artículo en el New York Times
Una bola de fuego surcó el cielo y, poco después, una roca de 1,27 kilos cayó en la almohada de Ruth Hamilton, vecina de Columbia Británica.
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