Los líderes mundiales ya se marcharon de Glasgow. Ahora los negociadores deben trabajar para lograr que las promesas y metas medioambientales sean una realidad.
Lea el artículo en el New York Times
Los líderes mundiales ya se marcharon de Glasgow. Ahora los negociadores deben trabajar para lograr que las promesas y metas medioambientales sean una realidad.
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