Sección 306. Facultad de Derecho, Universidad Veracruzana
Soy maestro universitario. Lo he sido desde el año 1999, cuando me despedí de mi trabajo como Agente del Ministerio Público federal en el entonces Distrito Federal y regresé a mi tierra hermosa de provincia, para incursionar en el misterioso y mítico mundo de los maestros y docentes en la Secretaría de Educación y Cultura de mi entidad de nacimiento, el único estado que para un muy querido Juan Pablo II es bello, con su capital Xalapa.
Es hasta 2016 cuando comienzo realmente mi transformación de un abogado con maestría en Derecho Constitucional a un docente de nivel superior, al iniciar mi permanente capacitación en el ámbito educativo, didáctico y de aprendizaje socioemocional. Es por ello que pongo, actualmente, mucho énfasis en un aprendizaje más allá de lo conceptual y lo práctico, que permita al estudiante desarrollar todas las habilidades propias de una educación de calidad.
Y es en éste curso que está por culminar, el primero presencial post pandemia, que encontré algunas joyas escritas por mis alumnos de primero y tercer semestre de la carrera de Licenciado en Derecho, en la Universidad Veracruzana.
El día de mañana pediré a algunos de ellos que me permitan, si es así su voluntad, subir algunas reflexiones que, sobre discriminación, escribieron como parte de las actividades propias de la materia “Derechos Fundamentales”; también estamos, con los alumnos de primer semestre, por presentar unos trabajos de investigación científica en una prestigiosa revista jurídica en Veracruz, para su futura publicación.
Todos los trabajos que recibí de mis estudiantes de las secciones 305 y 306 son igual de valiosos; pero hay algunos que, quizá por esas etiquetas que le ponemos a las personas en todos los ámbitos de nuestras vidas, no te esperas con tal profundidad de sentimientos y esa capacidad innata que algunos de ellos tienen para escribir con la maestría de cualquier editorialista de los mejores periódicos o revistas en línea, o quizá mejor que ellos.
Entonces, por hoy y en mis siguientes 5 publicaciones, Moralidades servirá para dar a conocer a escritores en ciernes o que no saben que tienen ese don para escribir y que, puliendo un poquito su estilo, podrían incursionar en este bellísimo ejercicio de plasmar lo que uno siente, lo que uno ve y lo que uno opina de los demás, de uno mismo, de la vida, la muerte, lo tangible y lo intangible.
Ojalá puedan leer conmigo a estos jóvenes, de entre 18 y 24 años de edad, que tienen aspiraciones válidas de ser mejores personas a través de los estudios universitarios.
Les aseguro, amables lectores, que no se van a arrepentir.
MORALIDADES. 7 de diciembre de 2022.