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Al despedirnos de este año 2023, reflexionamos sobre los desafíos que enfrentamos como personas, como padres, como hijos, como familia, como profesionistas, como mexicanos y como nación.
Muy poco que celebrar en cuanto a aciertos gubernamentales, más allá de un costosísimo tren de diésel, según creado para el goce y disfrute del pueblo bueno y sabio, pero con precios de insulto de boletos y el famosísimo y viralizado menú, cuyo contenido ha de haber provocado un infarto en el trístemente célebre doctor muerte, Hugo López Gatell y su lucha contra todo producto que provoque obesidad en la población mexicana.
Sin duda, ha sido un año lleno de altibajos, más bajos que altos, en el rubro de la política a la mexicana, con los mismos pretextos, los mismos discursos cansinos, la misma ceguera de cierto sector de la sociedad que sigue creyendo en un Mesías que, siendo prácticos, jamás asumió su papel de presidente y prefirió, fiel a su personalidad de muchos ya conocida, el papel del bravucón, del mitómano, del ciego al dolor de un pueblo asesinado por criminales organizados dentro y fuera del gobierno.
Un año terrible y muy triste para un país tan grande, tan rico y tan paciente (paciencia que, en ciertos lugares ya se ha perdido, sobre todo en el Estado de México), que quienes deberían servirnos, hoy más que nunca, se sirven de nosotros, manipulando a una gran masa ignota de personas, no dudo que de buena fe, que continúan sosteniendo su esperanza en un México más justo, más pacífico, más benéfico para todos. Lo que nos queda en este rubro es, quizá, la experiencia de lo que no se debe hacer, que nos ha fortalecido y nos ha recordado la resiliencia que nos caracteriza a nivel mundial.
En medio de estas brutales adversidades, una parte de la sociedad (muchos años dormida en la comodidad de su vida sin grandes sobresaltos económicos), la clase media mexicana entendió en este 2023 que estando unidos, activos y valientes, aún el peor gobierno de la historia debe plegarse (aunque se destile rabia y rencor en las conferencias mañaneras, por quien ya se creía dueño del país) cuando la voz de quienes mantenemos a este país, generamos la mayor cantidad de empleos, pagamos la mayor cantidad de impuestos por ser cautivos del SAT, se alza y les dice: “¡Basta!”.
Los librepensadores de esta nación hemos demostrado una gran capacidad de unión y solidaridad. Hemos enfrentado retos importantes en materia de salud, luchando contra las carencias que se desnudaron después de la terrible pandemia que nos ha afectado a todos. A pesar de las dificultades, hemos visto el heroísmo de nuestros profesionales de la salud, la valentía de quienes han trabajado incansablemente para cuidar a sus familias y la fuerza de una sociedad que se ha mantenido unida para evitar que la tiranía, la dictadura de esta nueva “mafia del poder” tomará por asalto instituciones como el INE, los órganos autónomos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a pesar de saber que el Poder Legislativo se convirtió en una dependencia más del Ejecutivo Federal.
En cuanto a la pobreza, la deuda pública y otros desafíos económicos, reconocemos que el camino por recorrer se ha vuelto más largo. Estamos peor que hace 5 años y eso es ya algo grave. Después del gobierno caótico de Enrique Peña Nieto, nadie pensó, ni siquiera quienes temíamos a don Andrés y su pandilla de mediocres rencorosos, que se podría estar peor.
A menos de 10 meses de que acabe el sexenio de la mal llamada “transformación”, nos sentíamos abatidos, derrotados, sin un camino claro para evitar la destrucción definitiva de la esperanza y de la aspiración a una vida mejor.
Pero 2023 abrió una ventanita, muy pequeña al inicio, de la mano de una mujer que jamás pensó que se convertiría en el faro que iluminaría y uniría las voluntades de millones de mexicanos en la búsqueda de soluciones al obscuro panorama de la izquierda latinoamericana. Se puede decir, sin dudarlo, que aún perdiendo las elecciones de 2024, se instalarán los contrapesos necesarios para evitar la tiranía de la pobreza y la demagogia ruín, para transitar, a través de la voluntad colectiva, a construir un futuro más próspero para todos.
La seguridad sigue siendo una prioridad urgente, que nos compete a todos. Los criminales jamás dejaron las armas y se fueron a sembrar de vida el campo. Al contrario, llenaron los campos de sangre y oprobio, ante la complaciente mirada del macuspano palaciego y sus inútiles colaboradores.
2023 fue un año especialmente violento y sanguinario, pero también fue un año donde se desenmascaró la incapacidad, dolosa o culposa, de quien antes gritaba “¡qué renuncie!” a sus predecesores en el cargo. Dando condolencias a una familia del crimen organizado y, al mismo tiempo, señalando como viciosos y narcos a jóvenes asesinados por aquellos a los que se les ha abrazado durante estos 5 años de cinismo e ineficiencia en materia de seguridad. Urge retomar el paso, cero tolerancia a los criminales, apoyo y protección a todos los mexicanos de bien. La paz es fundamental para el desarrollo y el bienestar de nuestra sociedad, y es por eso que continuaremos exigiendo a las autoridades a cumplir con su deber, para construir comunidades seguras y libres de violencia.
En educación, una gran cantidad de profesores de todos los niveles educativos reconocemos que debemos mejorar y nos estamos formando, actualizando y capacitando para ello. Los resultados en la prueba PISA son de pena ajena, son vergonzosos. La Nueva Escuela Mexicana fracasó antes siquiera de entender qué demonios era esa Nueva Escuela Mexicana, más allá de la señora con sobrepeso y edad avanzada que se puso a bailar de forma grotesca para intentar decirnos qué es la Nueva Escuela Mexicana. Los trabajadores al servicio de la educación ya entendimos que, a pesar del gobierno en turno, somos nosotros los agentes que hacemos el cambio y miles estamos sumando esfuerzos personales para ofrecer una educación de calidad que prepare a las nuevas generaciones para los desafíos del futuro. La educación es la base de un país próspero, y trabajaremos incansablemente para elevar nuestros estándares, con el gobierno o a pesar del gobierno.
Al mirar hacia el año 2024, nos enfrentamos a nuevos retos y oportunidades. Creo formar parte de un cada vez mayor grupo de mexicanos que, no lo dude, amable lector, afrontaremos los desafíos con determinación, con la convicción de que cada obstáculo es una oportunidad para crecer y mejorar. Mantendremos viva la llama de la esperanza y nos esforzaremos por construir un México más fuerte, más justo y más próspero desde la trinchera donde nos toca luchar.
Es el momento de “jalar”, como dicen en el norte del país, todos juntos, cada uno desde su individualidad, para sacudir conciencias, generar sinergias (entendidas como la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales) y apostar por el bienestar, la paz, la seguridad y la felicidad de todos.
Que este nuevo año, 2024, nos traiga la sabiduría para aprender de nuestras experiencias, la fuerza para superar cualquier obstáculo, la salud para enfocar toda nuestra energía en ser mejores y la alegría de ver florecer nuestros esfuerzos. Juntos, no lo dude, construiremos un futuro brillante para México. Hay que tener fe, pero también, trabajar para lograr ese objetivo de vida que es trascender para el bien de todos, de los nuestros y de nosotros mismos.
Los retos son enormes, pero vale la pena enfrentarlos y luchar. Eso será 2024. Un año donde la razón, la cordura, la inteligencia, la buena voluntad, lucharán en contra de la caja de Pandora y sus demonios, desatados durante estos 5 años. Le prometo que, sumados nuestros esfuerzos, saldremos victoriosos y podremos contar a nuestra descendencia cómo 2024 se convirtió en el parteaguas para el rescate de nuestro querido México.
Ya lo merecemos.
Bendiciones a todos.
Moralidades. 18 de diciembre de 2023.