- Araceli Almaraz Alvarado, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, destacó que entender al empresariado y su configuración histórica es entender a los territorios
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver., 07/06/2017.- La investigadora Araceli Almaraz Alvarado, del Departamento de Estudios Sociales de El Colegio de la Frontera Norte, disertó en el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana (UV) sobre la vinculación que históricamente prevalece entre los hombres de negocios del norte del país con los del sur de Estados Unidos de Norteamérica (EEUU).
Como parte de la conferencia “Norte de México: historia empresarial”, precisó que entender al empresariado y su configuración histórica es entender a los territorios y cómo se configuran las actividades productivas en cada una de las regiones, así como su avance hacia nuevos circuitos de comercialización y los modelos económicos. Todo eso “nos permite entender no solamente al empresario per se, sino también esa dinámica territorial”.
Añadió que en América Latina y Europa las empresas familiares no han dejado de ser un elemento central en el desarrollo económico. Además, otro elemento muy importante es que la participación de capitales y empresarios de origen extranjero es fundamental en prácticamente todos los países de esta región.
“Si no es por alemanes, ingleses, franceses, estadounidenses, libaneses, no podríamos entender gran parte del desarrollo empresarial en nuestros países”, de ahí la importancia de focalizar los estudios a nivel regional o local para identificar qué tanto prevalece esto y cómo ha cambiado.
En el caso del norte del país citó varios ejemplos, uno de ellos es el de Guillermo Andrade (1829-1905), cuya red de negocios la estableció con socios de San Francisco y San Diego, EEUU, lo cual dio pie a desarrollar el gran valle de Mexicali y posteriormente configurar a la Colorado River Land Company.
“Esta red que van a tener los hombres de negocios de la frontera México-EEUU será fundamental en prácticamente todos los estados del norte del país. Eso lo vamos a ver en Monterrey, donde no podemos entender a Cementos de México (Cemex) sin las relaciones que establecieron los empresarios regiomontanos con los primeros inversionistas en Cementos Portland; o no podemos entender las relaciones que establecieron los primeros hombres de negocios en Sonora con los socios de la Compañía Constructora Richardson.”
La historiadora de empresas remarcó que sobre todo en los estados del norte del país la relación con EEUU es “definitiva”, por las facilidades geográficas.
“Cuando hablamos de empresarios tampoco hay que olvidar las relaciones políticas; por ejemplo, Guillermo Andrade fue amigo de Porfirio Díaz, quien le cedió los títulos de 300 mil hectáreas de tierras que después fueron asociadas a la Colorado River Land Company.”
Sin embargo, Almaraz Alvarado dijo que no es posible hablar de un solo norte de México, pues como el resto del país es diverso y se configuró de manera desigual. Como muestra citó que de 1900 a 1960 Baja California tuvo la menor población, mientras que Chihuahua tenía la mayor. “Éstos son aspectos que hay que considerar cuando se hace historia económica o empresarial”.
Historia económica requiere análisis integral
Desde las ciencias sociales siempre se ha presentado una particular confrontación entre el análisis cualitativo y cuantitativo; sin embargo, para desarrollar estudios sobre empresas y empresarios indudablemente se tienen que contemplar ambos, destacó Araceli Almaraz.
“Sin duda tiene que ser de tipo mixto para que nos permita combinar ambas fuentes, sobre todo si hablamos de grupos de empresas o empresarios que aún siguen vivos y que además tienen como antecedente dos, tres, o hasta cinco generaciones”, precisó.
Para ella, desde la historia también es factible hacer propuestas de orden teórico-metodológico. En este sentido, el converger el conocimiento cuantitativo y cualitativo tiene el propósito de manejar datos de distinto orden, lo cual es uno de los retos a los que se enfrentan los especialistas en la historia económica, sobre todo quienes la hacen sobre el gremio empresarial.
Insistió en que tal combinación de fuentes permite una riqueza de información, no solamente para una recreación histórica de lo que fue o ha sido la evolución de grupos empresariales.
“El historiador no sólo debe estar preocupado por hacer una revisión, sistematizarla y plasmarla tanto en líneas de tiempo como en apuntes de orden cronológico; estamos obligados también a hacer discusiones de corte teórico y eventualmente hacer propuestas de nuevas categorías.”
La primera gran tarea, destacó, es empezar a hacer historia económica o empresarial de las regiones, para que eso permita hacer comparaciones y ubicar –sobre todo en los países de América Latina– cómo fue el desarrollo de distintas vías de comercialización, de industrialización, de las formas de adaptar el capitalismo hacia finales del XVII y el XVIII, pero sobre todo del XIX y XX.
En ese sentido, Araceli Almaraz consideró que hay una gran responsabilidad por incrementar los estudios sobre empresas y empresas familiares a lo largo y ancho del territorio mexicano.
La conferencia “Norte de México: historia empresarial” se desarrolló el lunes 29 de mayo en el Auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” y fue moderada por el académico e investigador José Galindo Rodríguez.