Dice El Universal: “… Uno de los objetivos que se privilegiaba en la transformación de los agrupamientos policiacos era el de instaurar controles de confianza. Las pruebas del polígrafo y toxicológicas debían ser una cuestión fundamental, pero no siempre son realizadas, con lo cual aumentan las probabilidades de que las corporaciones sean infiltradas por organizaciones criminales. […]. La falta de preparación es otra causa del alto número de muerte de policías. No basta con invertir en armamento, patrullas o chalecos. Hay elementos policiacos que carecen de la elemental formación en las situaciones de riesgo que tendrán que enfrentar. Ante la debilidad de las policías, la fuerza militar entró al auxilio de municipios y estados, pero los gobiernos estatales no han cumplido con el compromiso de preparar de manera profesional a sus agentes. Desistir en crear cuerpos de seguridad pública bien equipados, con remuneraciones dignas y constante capacitación es una decisión reprobable. Si a alguien hay que exigir cuentas por el medio millar de policías caídos es a las entidades”.