En cada fin de gobierno municipal las oficinas del Orfis parecen romerías de ex alcaldes y tesoreros buscando aclarar presuntos malos manejos en la aplicación del recurso público; hace algunos años, en esas oficinas presuntamente habilitadas para evitar corrupción corría el rumor, confirmado por ex alcaldes, que manejaban dos actas, en una aparecían las irregularidades registradas en las revisiones, en otra, desaparecían, y quedaba a opción del ex tesorero o ex alcalde escoger cualquiera de ellas. Obviamente elegían la segunda, cuyo costo fluctuaba entre el 30 o 40 por ciento de lo desviado. Otra instancia con vínculos sobre el tema es la Comisión de Vigilancia del Congreso local, pero esa es otra historia.