El pragmatismo con el que se conducen los diferentes partidos políticos para allegarse un mayor número de adhesiones refleja una acentuada deformación democrática pues, en demérito de planteamientos ideológicos privilegian el número, la cantidad por sobre cualquiera otra consideración, al poder no importa cómo. El analista político, Francisco Martín Moreno, en El Universal, los califica de “sinvergüenzas, traidores y conversos”; para ilustrar su dicho acerca de los tránsfugas de partidos, cita a Clemenceau: “Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un converso es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro.”, y lo aplica: “Morena se está convirtiendo en un camión de basura, un santuario en donde todos creen purificarse con la gratificante bendición del mesías”. Aunque a decir verdad esa estrategia no solo la practican en Morena.