El hombre contemporáneo de estas latitudes vive en estrés permanente y sufre una sustancial pérdida de calidad de vida porque no existe armonía social, y porque la violencia se ha apoderado de su cotidianidad, lo cual refleja la ventaja de la delincuencia sobre el imperio del Estado. En Veracruz los medios de comunicación reseñan asaltos, robos a casa habitación, homicidios, secuestros, desapariciones por doquier sin que haya fuerza policiaca capaz de detener esa sangrienta vorágine. Solo en el Sur (tomado de gobernantes,com): en Coatzacoalcos, dos baleados, una noticia cotidiana; lo mismo en Minatitlán dos asesinados con arma de fuego; en Juan Díaz Covarrubias dos jóvenes fueron secuestrados y se desconoce su paradero. En Oteapan una pareja fue asesinada. La cruenta narración es interminable y patética, es la realidad del Veracruz de hoy.