A punto de concluir su mandato bianual el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares reprochó a su sucesor la declaración de “Crisis Humanitaria” en el Estado de Veracruz, pues, dijo, “se debe hablar bien del Estado…”, en lo cual le asiste la razón, sin embargo, es peor intentar ocultar desde el poder la grave crisis de inseguridad que asola a Veracruz desde hace ya algunos años y que el gobierno del propio Yunes fue incapaz de aminorar. Además, simular que en Veracruz no hay violencia asemejaría a intentar tapar el sol con un dedo, pues ante el foro nacional nuestra entidad registra índices delincuenciales sumamente elevados. Mal haría Cuitláhuac García si adoptara las tradicionales actitudes acomodaticias de solapamiento en materia de inseguridad pública, porque este es uno de los jinetes del apocalipsis que devastan al Veracruz de hoy y si el gobierno evade la responsabilidad de reconocer su existencia y combatirlo con eficaz denuedo, entonces incurriría en complicidades.