Por increíble que parezca el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, aún no dimensiona, distingue o aprecia, que la campaña ya terminó y ahora es el primer mandatario de la nación. Su método para comunicarse es el de los encuentros diarios con la prensa acreditada, en esa interlocución ha resbalado en más de una ocasión cuando acusa sin pruebas o hace uso de su “derecho a réplica” sin considerar el tamaño de su investidura. Un día dijo que el Instituto de Acceso a la información había impedido información sobre Odebrecht, pero pronto se vio obligado a reconocer que esa instancia abogaba por la transparencia del caso. Por alusiones a su persona, Felipe Calderón clamó respeto, AMLO se disculpó. Ahora acusa a Guillermo García Alcocer, consejero presidente de la Comisión Reguladora de Energía de tener conflicto de intereses, éste lo niega, y el presidente dice que este lunes presentará pruebas, como ministerio público. ¡Pero, qué necesidad!