Un escándalo por mes es el promedio que hasta ahora lleva el gobierno de Cuitláhuac García pues tal parece que pronto aprendió, pero muy mal, a manejos del recurso público instrumentando procedimientos violatorios de la normatividad vigente. Van desde el nepotismo a la compra de unidades automotoras destinadas para patrullas policiacas y la asignación directa de contratos evadiendo la licitación correspondiente. Ya se rumora que en la Secretaría de Turismo se han asignado contratos sin licitar, entre ellos los referentes al recién celebrado Festival de Salsa, todo encubierto por una opacidad digna del duartismo más recalcitrante, que contrasta con el discurso de honestidad de que tanto presume la Cuarta T.