La licenciada Norma Piña, Magistrada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue electa Presidente del Consejo de la Judicatura Federal y del Poder Judicial de la Federación. Poco se investigó de ella; poco se habló o se conoció de su trayectoria de vida, familiar, académica o profesional, al estar todo el mundo con los ojos y los oídos apuntando al, seguramente, peor caso de corrupción, manipulación y fraude en la historia de la SCJN.
Si, me refiero al plagio que, en 1986, se orquestó por una estudiante floja y corrupta y una asesora de tesis mañosa en la ENEP Aragón. Me refiero a la época de las más grandes canciones de rock y pop en español y en inglés, de la historia musical de los dos últimos siglos; año en que Argentina se coronó campeón del Mundial de futbol en México, se hizo famosa la Chiquitibum y la cerveza seguía siendo Corona; año en que se celebraba el primer aniversario del mega terremoto que azotó parte del país, en específico, el otrora Distrito Federal o Defectuoso; año en el que el presidente menos recordado y más injustamente tratado nos iba sacando, poco a poco, de la crisis desastrosa en que nos dejó el infame López, de apellido materno Portillo, para que no se vayan a confundir.
Un plagio más claro que agua purificada en copa de cristal. La señora copió íntegramente (la UNAM señala, cuando menos, un 96% de semejanzas entre ambos trabajos) la tesis de un licenciado a quien la vida no le sonrió como a la ahora Ministro, de nombre Yasmín Esquivel Mossa, que a base de golpes de suerte, un marido amigo del Presidente más corrupto de la historia de México desde las épocas de la Colonia, quien ha recibido beneficios multimillonarios de las dadivosas y torciditas manos del titular del poder ejecutivo de la Nación.
Una defensa en redes sociales más errónea que la invasión de Napoleón y de Hitler a los rusos, con algunos siglos de diferencia, pero con las mismas consecuencias fatales para sus metas e intereses.
Una defensa que involucró, no solo a doña Marta, investigadora y docente, muy dada a usar una misma tesis para varios asesorados, imagino, con un precio homologado a pagar por los jóvenes estudiantes de Derecho que no querían esforzarse o que eran demasiado limitaditos mentalmente para llevar a cabo un simple trabajo de investigación, sino a los sinodales del examen profesional (uno de ellos, luego se desdijo de lo que, según la Ministramposa, se dice que había dicho, pero que jamás dijo).
Prometo hacer la investigación sobre la nueva Presidente de la SCJN, quién es, de dónde salió, cómo llegó, cuándo lo hizo y con la venia de quién se volvió Magistrado.
Por ahora, con un solo voto a su favor (imagino que fue de ella misma, aunque lo negará también) la señora Yasmín, Ministro por un fraude, licenciada falsa, con una tesis plagiada, ve escapar el sueño de su amigo, señor y patroncito de Palacio Nacional, de ser la primera mujer Presidente de la Corte.
Su futuro es incierto. Si hay justicia, esa señora debe ser reconocida como una estudiante con preparatoria terminada, sin ningún nivel o grado profesional, sin cédula, sin magistratura y con su dignidad y nivel de confianza por los suelos fangosos de la trampa y el cohecho. Ella y su asesora de tesis merecen un 2023 desempleadas.
Total, con el dinero mal ganado, ambas señoras podrán tener una vejez digna. Aunque las dos puedan ser consideradas las mujeres más indignas del 2022, año en que la verdad las alcanzó a ambas y no supieron como esconder la composta del pasado.
Feliz año 2023 a todos. Que sea un año mucho mejor que el 2022, pero nunca mejor que el futuro 2024.
MORALIDADES. 2 DE ENERO DE 2023.