- Con el respaldo de Inbioteca-UV, esta actividad les ha permitido elevar su calidad de vida y la de sus familias
- Son un grupo de 60 mujeres cuya labor se restringe a esta época del año
- Forma parte de un proyecto de conservación y prevención de incendios en el Parque Nacional Cofre de Perote
Claudia Peralta Vázquez
Xalapa, Ver., 05/12/2016.- Desde 2009, con el apoyo del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), un grupo de 60 mujeres originarias de la comunidad El Conejo, ubicada en el municipio de Perote, se dan a la tarea de elaborar árboles y coronas navideñas naturales para su comercialización, actividad que desde entonces ha mejorado su calidad de vida y la de sus familias.
Como cada año, esta agrupación arribó a la entrada del Gimnasio Universitario “Miguel Ángel Ríos Torres”, en la zona universitaria de Xalapa, para exponer sus artesanías durante los días 5 y 6 de diciembre en horario de 10:00 a 17:00 horas.
Dicha acción forma parte de un proyecto de conservación y prevención de incendios dentro del Parque Nacional Cofre de Perote, donde se asienta esta localidad, así lo dio a conocer María del Rosario Pineda López, investigadora de Inbioteca, y detalló que en El Conejo existe un ecosistema denominado “bosque de abies religiosa”, llamado comúnmente oyamel, que es con el que elaboran las coronas y árboles navideños.
Debido a la compleja situación que enfrentan sus habitantes al no poder realizar un aprovechamiento del bosque, Inbioteca sometió este proyecto ante la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), el cual consiste en podas de prevención de incendios.
“Lo que ellas hacen es podar anualmente 12 hectáreas, nueve de ellas en junio y las últimas tres en noviembre, con la finalidad de obtener el material de esos residuos y elaborar las coronas.”
Lo que quitan son ramas que no debería tener el árbol, dijo, ya que si hay un incendio superficial, éste se va por la rama y se convierte en un accidente mucho más grande.
Destacó que han tratado de ampliar el abanico de oportunidades para este sector. Hoy en día se trata de un proyecto importante pues, por un lado, se conserva el bosque y, por el otro, se benefician 60 mujeres cuyas familias son de cuatro integrantes, lo que hace un total de 240 personas del ejido que se ayudan con esta actividad.
A lo largo del año, ellas desarrollan otra labor, como lo es el cultivo de papa, cuyo precio cada vez es más bajo.
Entrevistada afuera del gimnasio universitario, donde los productos son admirados y adquiridos por peatones, estudiantes y población en general, la investigadora informó que en 2010, a través de otro proyecto respaldado por el Conanp, recibieron capacitación y aprendieron a hacer cestería a base de acículas de pino, que quedan en el piso del bosque.
Al principio elaboraban cestos o canastas y actualmente cuentan con un catálogo de aproximadamente 70 productos, entre ganchos, cinturones, tortilleros, bases para alimentos calientes.
“Es muy raro encontrar a grupos de mujeres organizadas con un fin específico y que se hayan mantenido durante este tiempo, lo cual también les ha permitido mejorar su autoestima y darse cuenta de que son capaces y tienen habilidades de hacer muchas cosas.”
María del Rosario Pineda expresó que para la UV es una gran satisfacción, “como científicos podemos escribir artículos y es un logro académico, pero esto es más que eso”.
Sabemos que a través de este proyecto beneficiamos a personas y ecosistemas, por lo que la Universidad contribuye de forma importante.
Señaló que esto dio pie a otra acción, que es la construcción de un vivero en el ejido con la ayuda del Fondo Ambiental Veracruzano, cuya finalidad es que ellas cultiven vegetales, toda vez que su dieta se encuentra restringida a muchos carbohidratos.
Además, con el apoyo de la Vicerrectoría de Veracruz, el viernes 2 de diciembre un comité del grupo se trasladó a esa ciudad para vender sus productos en la zona donde su ubica la Facultad de Ingeniería.
Lucía Valdés Cruz, integrante de esta unión de mujeres, reconoció el apoyo que les ha brindado Inbioteca para este proyecto, el cual cada año les genera recursos económicos para comprar alimentos. “Gracias a Dios sí nos ayuda; por ejemplo, nos alcanza para comprar un pollito para la cena del 24 de diciembre”.
En esta ocasión elaboraron tres coronas y un pino por señora, lo que se traduce a un total de 60 arbolitos 180 coronas. Los primeros tienen un precio de 180 pesos, y las segundas de 160.
Manifestó que la situación de las familias de la comunidad El Conejo es muy difícil, los jefes de familia trabajan en la siembra de la papa cuyo precio es muy bajo, “pero no hay otra cosa que se dé ahí”, mientras que las mujeres se dedican a las labores del hogar.
“Los productos (que contienen piñas y hojas de oyamel, ciprés, hojas de flor de invierno) los elaboramos en un día, cada quien en su casa, para traerlos frescos el día de hoy”, dijo Marcela Hernández.