El sismo de 1985 asoló la ciudad de México, la fuerte sacudida terráquea causó muerte y destrucción, la noticia corrió por todo el planeta incluyendo gráficas de lo devastado; no podía ser de otra manera porque la capital de México representa hacia el exterior toda la nación mexicana. El movimiento telúrico del jueves pasado, aún más intenso que el de 1985, dejó también una estela de muerte y destrucción inconmensurables en el istmo de Tehuantepec y el Estado de Chiapas, pero sin alcanzar los decibeles del 85, ni en el mundo ni en el propio país. Hay gente en duelo, mucha viviendo en albergues por haber perdido todas sus pertenencias y México no despierta, no toma conciencia de lo ocurrido a cientos de miles de compatriotas. Ojala las visitas del presidente se correspondan con auténtica ayuda institucional, pero hace falta la colaboración de todos los mexicanos.